Federico Mayor Zaragoza, Miguel Martín Rubí y la dignidad de la educación pública

Federico Mayor Zaragoza es una figura bien conocida por todos, uno de esos escasos españoles valorados y reconocidos internacionalmente pero no por destacar en ningún deporte.

Director de la UNESCO durante doce años seguidos, hasta 1999. Aburriría trasladar aquí la retahíla de organizaciones, academias y asociaciones nacionales e internacionales que ha presidido o de las que ha sido miembro.

Federico Mayor Zaragoza (1934)en sus tiempos de Director de la Unesco
Federico Mayor Zaragoza (1934)
en sus tiempos de Director de la Unesco

Lo más singular de su figura, y no es poco con lo que está cayendo en este país, es su honestidad. Si hubiere un Larra redivivo, escribiría un artículo titulado Lo que está cayendo en este país. Es una de las frases que más oigo desde hace tiempo y es triste, es triste lo que está cayendo en este país. Les aseguro que nunca veremos a Mayor Zaragoza involucrado en uno de los escándalos político-financieros que nos llevan de tanto en tanto a abrir un poco más la boca de estupefacción. Mayor Zaragoza, por ende, no es de los que culpan de lo que está cayendo en este país a aquellos a los que les caen las pedradas, a los ciudadanos perjudicados.

Al caso. Mayor Zaragoza tiene una opinión. Mantiene una opinión sobre lo que está cayendo sobre la educación de este país. Su opinión se manifiesta tan clara y rotunda como su trayectoria profesional al servicio del niño y del mundo de la cultura.

Mayor Zaragoza opina que el borrador del ministro Wert de la nueva ley de educación es un “atentado”. Literal. “Intolerable». Igualmente de modo literal. Tal es así que incluso ha creado una plataforma para defender la educación pública. Ciudadanos y ciudadanas por la educación pública: Stop Ley Wert. Échenle un vistazo. Miren lo que opina Mayor Zaragoza y no se sientan con miedo a expresar sus propias opiniones sobre lo que está cayendo sobre la educación pública española. Tomen ejemplo de Mayor Zaragoza. Callándonos sólo somos cómplices de un atentado intolerable contra nuestro futuro colectivo.

Nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en el 2008, Mayor Zaragoza siempre ha sido amable con nuestra Comunidad. Gracias a Miguel Martín Rubí, Federico recibió uno de los premios que concede anualmente uno de los institutos públicos de referencia de Andalucía, el IES Martín de Aldehuela, al que finalmente honró con su visita y sus palabras.

Miguel Martín Rubí fue durante muchos años director de dicho instituto, en el que tuve la suerte de comenzar a trabajar como profesor y al que, como he dicho, convirtió en un referente educativo. A Miguel le debo mucho a la par que él me debe bien poco.

Miguel Martín Rubípresentando a un jefe masai de Kenya
Miguel Martín Rubí
presentando
a un jefe masai de Kenia

Acogió mis resabios freudianos un director que era algo más que un director al uso. Un hombre que se había forjado en el mundo de la cultura, que sabía que ésta constituye la estrella polar en la educación. Más joven, a finales de los 70, Miguel había ya impulsado en Granada Letras del Sur, revista cultural que editaba y dirigía, diseñada por el reconocido pintor Julio Juste y donde colaboraban figuras de la talla de Caballero Bonald o mi difunto paisano Fernando Quiñones, del cual Miguel me contó alguna anécdota tan íntima como surrealista, de la que por supuesto no daré cuenta en estas líneas. Devoto de la escenografía y el teatro de vanguardia, Miguel pertenece al mismo brote cultural que nos trajo, entre otros, a la mesa cultural a Luis García Montero, Mariano Maresca, Julio Egea, Felipe Benítez Reyes y Antonio Muñoz Molina.

Ya en el Martín de Aldehuela, Miguel Martín creó los premios Atanasio Carro y Martín de Aldehuela, además de impulsar en el centro un programa de mejora de los estándares de calidad de la enseñanza. Ahora dirige un ámbito más amplio, dado que acaba de ser nombrado secretario general de Educación, Cultura y Deportes en nuestra provincia. Sin duda, notaremos poco a poco las mejoras que nos vengan de su labor organizativa. Miguel es uno de esos hombres que saben poner en marcha nuevos y ambiciosos proyectos despacio y con buena letra.

A  Miguel también le debo haber podido conocer a un escritor que ya ha sido citado en este blog, gracias a que lo llevó –entre otras muchas personalidades del mundo institucional y de la cultura- al que entonces era mi centro. Se trata de otro Miguel, esta vez Miguel Romero Esteo, el gran dramaturgo cordobés-malagueño, Premio Nacional de Literatura Dramática y Premio Andalucía de Teatro aunque él se llame “el autor teatral inexistente”.

Miguel Romero Esteo(1934)
Miguel Romero Esteo
(1934)

De Romero Esteo destaca su idea de “psico-desmecanizar la escritura”, que “toda disfunción es libertad”. Pues bien, Romero Esteo también tiene una opinión clara y tajante, tan desmecanizada como libre, sobre lo que está cayendo en nuestro país.  La expresó en 2008, pero resulta igual de válida al día de hoy. En esencia, Romero Esteo afirma que “este país continúa arrastrando un considerable lastre de primitivismo”, que este pais maltrata por defecto de fábrica la cultura.  Y primitivismo redunda lo que se observa cada vez más en la política nacional educativa de España. Porque un país es más primitivo cuanto más deprecia y desprecia su educación pública.

El pasado domingo un programa de tv bastante conocido, Salvados, trató sobre la educación con relación a lo que está cayendo en este país. Cliqueando esta frase podrán verlo aquellos que estén interesados. Muchos de los profesores y padres lo han comentado. El programa sobre educación tuvo un gran éxito, la educación interesa a los españoles, al menos cuando les muestran la realidad de acá y de allá y no les venden una realidad paralela desde arriba. Pudimos contemplar de cerca el modelo finlandés. Aprendimos por qué Finlandia encabeza el ranking europeo en educación, por qué triunfa en los sucesivos informes Pisa anuales. Ya lo tratamos en uno de nuestros primeros artículos (vid. https://laeducaciondelashadas.wordpress.com/2012/11/05/la-excelencia-educativa-que-vino-del-frio/). Pero traigo aquí a Finlandia de nuevo a colación, para subrayar algo que contaron en el programa. Uno de los profesores finlandeses entrevistados explicó que Finlandia, tras la caída de la Unión Soviética, entró en barrena económica a causa de que dependía mucho del comercio bilateral con ésta. Como resultado, el presupuesto para la educación pública fue mermado hasta límites liliputienses, como nos sucede a nosotros ahora. ¿Resultado? Ellos lo llamaron “la generación perdida”. Toda una generación de finlandeses estancados, parados, marginales. Por eso tuvieron que ponerse pronto las pilas y revitalizar la educación, hasta llegar a la cima donde hoy se encuentran.

Jordi Évole junto a una profesora finesa
Jordi Évole junto a una profesora finesa
en el programa Salvados

Más del 98 % de la educación en Finlandia es pública. El dato habla por sí mismo, no necesita mayor comentario. En las aulas de Finlandia hay tanto hijos de padres de clase alta como de la media o la baja. En España parece que interesa (a algunos que son pocos) que el Estado siga gastando más en la educación privada y menos en la educación pública, algo propio de países en vías de desarrollo donde las elites económicas disfrutan de una educación privada exclusivista y excluyente mientras la mayoría sufriente manda a sus hijos a las devaluadas escuelas públicas.

Sin embargo, aún estamos a tiempo. No demos lugar a generaciones perdidas. Luchemos por una educación pública fuerte y digna, demos poco a poco el mismo prestigio social a nuestros profesoras que en las tierras frías de Finlandia. No desconfiemos de sus capacidades. Confiemos, es mejor vivir confiando, dejando trabajar con libertad que desconfiar. Es mejor que te roben la cartera dos, tres, las veces que sean, que vivir toda la vida con la mano en el bolsillo para que no te roben. Recuerden lo que decía arriba Romero Esteo, «toda disfunción es libertad».

La confianza en nuestros profesores es nuestro mayor recurso para el futuro y para ello es tan necesario que los profesores funcionen como que disfuncionen o se desmecanicen, para seguir con la terminología de Romero Esteo. Ellos son los que van a sembrar ese futuro. Que se sientan orgullosos de la labor que hacen día a día, remangados sí, en faena, sí, pero con la cabeza bien alta.

Ya saben, quiéranse desmecanizados. Enseñar no es plantar boniatos, ni llevar la cuenta de quién planta más boniatos o un lugar dentro de la cadena de montaje de un automóvil, el aula no es la oficina de seguros donde trabajaba Franz Kafka, desde la que escribía a su enamorada, la joven judía Hedwig Weiler:

«Ahora en la oficina. Estoy en la Assicurazioni-Generali, y tengo la esperanza de estar algún día en países lejanos y ver desde las ventanas de mi oficina campos de caña de azúcar o cementerios islámicos. Además los seguros me interesan mucho, pero el trabajo que tengo ahora es triste. Sin embargo, a veces es bonito soltar la pluma y quizás imaginarse que pongo una sobre otra tus manos y saber entonces que no las vas a soltar, aunque a uno le desatornillasen la mano de la muñeca». 

"Si los responsables del mundo son todos venerablemente adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?"
«Si los responsables del mundo son todos venerablemente adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?»

Nuestro trabajo no es triste ni es cuestión de plumas bajo un reloj, ni tenemos por qué soñar con campos de caña o cementerios islámicos. Podemos soñar con logros posibles desde las ventanas de nuestras aulas, con una educación pública con alumnos felices y orgullosos de su país, un país en el que ellos no oigan lo que os está cayendo. Ha querido la casualidad -asunto, sin duda, de las hadas noctívagas- que mientras escribía el deseable quiéranse de rigor de este artículo, en mi equipo musical se oyera de fondo la entrañable voz de Mario Benedetti, recitando: No quieras con desgana, no te salves, no te llenes de calma, no dejes caer los párpados pesados como juicios… no te juzgues sin tiempo… «afilá» tu sueño, aprendamos la vida boca a boca.

 Afilen sus sueños, enseñen, aprendan, boca a boca.

2 comentarios en “Federico Mayor Zaragoza, Miguel Martín Rubí y la dignidad de la educación pública

  1. Pues si la educación pública española, y más aún la andaluza (con Zapetero y con el PSOE en general, y en general con todos los gobiernos de esta pseudodemocracia española que padecemos) es la que hay que defendet, vamos de culo. Estamos a la cola de la cola de Europa, en fracaso escolar y en abandono escolar. Y en analfabetismo funcional.
    Y esto os lo dice alguien que siempre defendió –y que defendería a muerte en la actualidad, si fuera mínimamente decente– a la educación pública.
    Por cierto, ¿conocéis a algún político, de los que os suene algo el nombre, que no tenga a sus hijos en la privada? Porque os prometo que serían dignos de ser conocidos si los hubiera o hubiese.

  2. Hola, Manuel, bienvenido. No sé si te dedicas a la enseñanza, pero sea así o no, evidentemente es un tema que nos afecta a todos. Yo defiendo la enseñanza pública, más allá de cualquier intención partidista, sean tirios o troyanos. En este blog podrás ver artículos sobre modelos educativos exitosos de otros países, como Finlandia, donde el 98% de la enseñanza es pública y no es una cuestión partidista. Si la solución pasa por privatizar la enseñanza, Manuel, no es algo nuevo. En la historia contemporánea española, en la educación, como sabes, tenía un gran peso la Iglesia católica, lo cual no impedía que tuviéramos también unas tasas de analfabetismo impresionantes en comparación a otros países europeos. En 1841, año para el que encontramos las primeras cifras, quienes sabían leer y escribir en España eran sólo el 9,6 %: 17,1 % de los hombres y 2,2 % de las mujeres. En Francia era el 80 % y en Reino Unido el 60%.
    Estoy seguro de que la mayor parte de los políticos tienen sus hijos en la privada, como dices. Pero también lo estoy de que la mayor parte de los políticos también se han educado en la privada. Y mira como nos va de bien…
    Gracias por tu comentario

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